
El trabajo presencial está regresando con fuerza en 2025, mostrando un cambio significativo en la modalidad de trabajo adoptada por las empresas. Según datos recientes, el 69% de los argentinos ya trabaja de manera presencial a tiempo completo, mientras que solo el 31% mantiene alguna alternativa de trabajo remoto. Este panorama representa un cambio drástico si consideramos que en 2021 apenas el 35% asistía completamente de forma presencial.
Sin embargo, esta tendencia hacia la presencialidad genera tensiones evidentes. Por un lado, las empresas celebran la absorción positiva de más de 15.000 m² en oficinas premium durante el primer trimestre de este año. Por otro lado, el 60% de los empleados con modalidad híbrida en Argentina afirma que renunciaría si su empresa estableciera la presencialidad total. Esta discrepancia refleja las diferentes perspectivas sobre el teletrabajo argentina que actualmente existen.
De hecho, las preferencias laborales están claramente divididas: un 25% de empleados prefiere la oficina, un 40% opta por un modelo híbrido y un 35% elige el teletrabajo pleno. Además, el 65% de los trabajadores considera que los espacios comunes y de encuentro son clave para aceptar la vuelta a la presencialidad.
Evaluaremos las ventajas y desventajas del trabajo presencial en 2025, y exploraremos hacia dónde se dirige realmente el futuro laboral: ¿presencial, remoto o híbrido?
¿Por qué las empresas están dejando atrás el trabajo remoto?

Tras cinco años de la pandemia, las empresas están apostando nuevamente por el modelo presencial. No es casualidad que más del 70% de las organizaciones tengan previsto que sus empleados regresen a la oficina antes de finalizar 2025. Este retorno responde a múltiples factores estratégicos y no simplemente a una resistencia al cambio.
La presencialidad favorece significativamente la comunicación y colaboración entre equipos. El intercambio cara a cara genera soluciones más originales y reduce el cansancio mental que producen las videoconferencias prolongadas. Además, el contacto directo facilita el aprendizaje: no es lo mismo escuchar lo que ocurre en la oficina que hacerlo a través de una pantalla.
Por otra parte, muchas empresas enfrentan desafíos con el liderazgo remoto. La gestión de equipos a distancia requiere habilidades específicas que numerosos directivos no han desarrollado completamente. En lugar de invertir en capacitación para esta modalidad, algunas organizaciones optan por la solución más sencilla: traer a todos de vuelta.
El control y la desconfianza también juegan un papel importante. Persiste la creencia de que un empleado solo es productivo bajo supervisión constante, ignorando que la productividad se mide por resultados, no por horas frente al escritorio. Sin embargo, algunas compañías utilizan la presencialidad como estrategia encubierta para reducir personal, forzando renuncias voluntarias.
La socialización representa otro factor determinante. El 65% de los trabajadores afirma que los espacios comunes son fundamentales para aceptar el regreso. Las interacciones espontáneas entre colegas generan un sentido de pertenencia difícil de replicar virtualmente.
Finalmente, el mercado inmobiliario corporativo muestra signos de recuperación. Durante el primer trimestre de 2025, se registró una absorción positiva de más de 15.000 m² en oficinas premium de Buenos Aires, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia. Las empresas buscan rentabilizar estas inversiones ocupando nuevamente sus espacios.
Ventajas y desventajas del trabajo presencial en 2025
En 2025, el debate sobre el trabajo presencial versus el remoto continúa, con evidencias convincentes para ambas posturas. La modalidad presencial ofrece beneficios sustanciales que muchas organizaciones consideran irreemplazables.
La interacción cara a cara proporciona un valor incalculable en términos de colaboración efectiva. Los estudios demuestran que el contacto visual, la empatía y la creatividad se potencian significativamente durante las sesiones presenciales. Asimismo, las reuniones de venta con clientes y las sesiones de innovación son hasta un 80% más efectivas cuando se realizan personalmente.
La presencialidad también fortalece la cultura organizacional. Al compartir un espacio físico, los empleados absorben los valores y normas empresariales de manera orgánica, generando mayor sentido de pertenencia. Sin embargo, este beneficio tiene un costo: la ausencia de tiempo compartido limita la generación de confianza y cohesión hasta un 11%.
No obstante, el modelo presencial presenta desafíos considerables. Los desplazamientos diarios generan estrés significativo y fatiga, especialmente en áreas urbanas congestionadas. De hecho, el 71,9% de los trabajadores señala que el encarecimiento del transporte representa un obstáculo para asistir diariamente a la oficina.
Además, los espacios laborales compartidos pueden afectar negativamente la concentración debido a interrupciones constantes. Muchos empleados utilizan auriculares o buscan salas vacías para poder enfocarse adecuadamente, contradiciendo el argumento de que la oficina siempre maximiza la productividad.
La flexibilidad es otro punto crítico. La rigidez horaria del trabajo presencial dificulta el equilibrio entre vida laboral y personal. No sorprende que el 60% de quienes trabajan bajo modalidad híbrida abandonarían su puesto si la empresa impusiera presencialidad completa.
La salud mental también está en juego. Mientras que para algunos el entorno laboral estructurado contribuye positivamente al bienestar emocional, para otros puede incrementar el estrés. Los riesgos psicosociales en el trabajo pueden relacionarse con el contenido, horario o características específicas del lugar.
En definitiva, tanto empresas como empleados deben sopesar cuidadosamente estos factores. La tendencia más equilibrada parece inclinarse hacia modelos híbridos que aprovechan las ventajas de ambos entornos mientras minimizan sus inconvenientes.
El futuro del trabajo: ¿presencial, remoto o híbrido?
A medida que avanzamos hacia el futuro laboral, las estadísticas revelan una clara dirección. Los modelos híbridos se están consolidando como la opción preferida tanto por empleados como por empresas inteligentes. Según investigaciones recientes, la opción más deseada es trabajar remotamente 3 días por semana (36%), seguida por 2 días (32%). Notablemente, apenas un 4% de los trabajadores desearía asistir a la oficina todos los días.
Las ventajas del modelo híbrido son evidentes. Cuando se trabaja a distancia entre 2-3 días semanales, muchas actividades experimentan un incremento de casi 20% en productividad y calidad. Asimismo, el sentido de pertenencia y disponibilidad para atender demandas empresariales aumenta hasta un 10%.
Desde el punto de vista empresarial, el 82% de los ejecutivos ya ofrece modalidades híbridas de trabajo. Esto no sorprende considerando que el trabajo híbrido ha demostrado mayor satisfacción laboral y una reducción del 35% en rotación de personal, lo cual representa ahorros millonarios anuales en costos de contratación.
Además, trabajar desde casa disminuye el estrés por traslados hasta un 63% e incrementa los niveles de felicidad hasta un 10%. No obstante, debemos considerar que la ausencia de tiempo compartido presencialmente puede limitar la generación de confianza y cohesión de equipos hasta un 11%.
Por otra parte, estudios en Reino Unido concluyeron que el 66% de encuestados percibió mejoras en su salud mental tras adoptar una modalidad híbrida. Mientras tanto, el 63% de empleados considera el trabajo híbrido esencial para su satisfacción laboral.
El futuro más probable parece ser aquel donde las empresas desarrollen políticas claras que establezcan criterios específicos para el trabajo híbrido, invirtiendo en tecnologías adecuadas y promoviendo una comunicación transparente. La pregunta ya no es “híbrido o no híbrido”, sino qué tipo de hibridez implementar para que todos salgan ganando.
Como afirma la experta Radha Purvanova: “Apuesto mi reputación científica a que los días del trabajo presencial a tiempo completo, cinco días a la semana, han quedado atrás”.
